Navegando por tu cuerpo,
me perdí.
Dejé de pensar en el ayer.
Perdido en los encantos de tu ser,
me encontré.
Se desbordó toda la pasión
y ternura que había empacado
en mi maleta.
Todas esas ansias locas
que sentía perdidas.
Ese deseo reprimido
por largo tiempo
tomó rienda suelta.
Desbocado en las praderas
de tu cuerpo,
se calmaron mis demonios.
Eres calma y remanso
para mis mares en tempestad.
Sosiego y tranquilidad
para las tormentas de mi razón.
Eres un espacio de paz
en mi loco andar.
Un pequeño oasis
de claridad en mi larga noche.